La lectura en voz alta ha ido cambiando de forma y de papel en nuestro hogar mientras hemos tratado de adaptar este método a nuestra vida familiar.
Hemos pasado por un tipo de lectura muy informal, en donde no importa el libro que leemos, ni el momento en que leemos, como tampoco si lo terminamos o no. Tenemos varios libros "a medio leer" por alguna razón. La mayor parte de las veces porque obviamente no es el momento; proyectos en marcha, niños cautivados por otros intereses, un bebé que no desea esperar, etc. Y en la raíz, la falta de una rutina establecida que con un bebé en pleno crecimiento algunas veces es literalmente imposible.
También hemos experimentado la lectura semi-formal, en donde tenemos un par de libros que deseamos terminar de leer porque a todos nos interesan. Tratamos de encontrar momentos durante el día para sentarnos a cumplir con "el texto" del día, pero sin perder la espontaneidad y la sorpresa de decidir: ¡Ah! ¿que tal si leemos un par de páginas?
Aquí tratamos de limitarnos a uno o dos libros interesantes, leemos tan solo por algunos minutos y mientras descansamos de alguna otra actividad física. Con una bebida bien fría (limonada es la favorita), fruta seca o fresca, o cualquier otro bocadillo nos sentamos todos en el piso y entre almohadas a leer.
Con una lectura casi-formal nos repartimos al rededor de 3 o 4 libros diferentes con una lectura de cada uno diariamente. Porque es durante las comidas que los niños se mantienen sentados, entretenidos, callados y de buen humor, es entonces cuando leo aquellos libros que son serios pero interesantes. Aquellos que no me piden por propia voluntad, pero que al mismo tiempo tienen la virtud de capturar su interés. Regularmente en la mañana son textos de la historia bíblica en orden cronológico y sin adornos ni explicaciones dulcificadas como si se tratara de mitos y cuentos irreales. Durante la comida leo de un libro de historia en el que estan a su vez contenidas pequeñas historias repartidas en forma cronológica. Para la cena un poco de poesía, mitología o algún clásico más pesadito que los de costumbre.
Algunas "muletas" que nos ayudan a lograr nuestras modestas metas (5 a 10 minutos de lectura), porque en la vida real aplicar exitosamente una metodología con 4 hijos y mil distracciones no es fácil:
Una mesa con legos, bocadillos-comidas, columpios, caja de arena, cubetas con agua y juguetes, tizas, pinturas de agua, y cualquier otra actividad que puede realizarse sin mucha concentración. :)
La lectura formal es la que realizamos durante las horas de la mañana cuando es tiempo de hacer "escuela". Seguimos una rutina-horario de lecturas con diferentes frecuencias durante el trimestre. Nos organizamos en nuestro "salón de clase" y sentados en sillas frente a frente leo mientras los niños llevan a cabo alguna otra actividad como las "muletas" que mencioné arriba. En este tipo de lectura requiero siempre una narración, uno de los pilares más importantes de la filosofía CM y del cual después hablaré en más detalle. Dos o tres lecturas son repartidas entre diversas actividades y temas que mantienen el flujo de nuestra sesión matutina.
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El Placer de Leer.
Ese placer de leer cuando se hace en familia, al lado de nuestros hijos, es una forma de compartir momentos inolvidables para ellos y para nosotros y una forma de educarlos en la lectura.
Buen articulo, muchas gracias.
http://hijosypadres.wordpress.com
Me ha animado mucho, eso de ser realista con "5 a 10" minutos. Gracias por el tip.
bendiciones!